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Haciendo equipo con los microbios, acercándose a una sucesión natural

Actualizado: 23 may 2024


Cuando uno comienza a cultivar una huerta de manera ecológica y sin agroquímicos comienza a entender que el suelo vivo es uno de los elementos más importantes de la huerta. Un suelo vivo se caracteriza por la presencia de millones de seres vivos, la mayoría de los cuales no podemos ver, hacen su hábitat en el suelo y, por consiguiente, lo modifican y adecúan a sus necesidades, una consecuencia de esto es la disponibilidad de nutrientes que hay en el suelo.  Jeff Lowenfels, un reconocido horticultor cuyo enfoque primario es “hacer equipo con los microbios”, tiene una serie de reglas que sirven como guía para trabajar y alinearse con estos seres vivos que están siempre presentes, en mayor o menor medida, en nuestra huerta, para lograr una relación mutuamente beneficiosa con ellos, las plantas y la persona que cuida la huerta.


En esta entrada de blog nos enfocaremos en las tres primeras reglas y las desglosaremos un poco, para ir familiarizándonos con el suelo vivo y entendiendo como podemos sacarle mayor provecho.


REGLA Nro. 1: "Algunas plantas prefieren suelos dominados por hongos, otras prefieren suelos dominados por bacterias.


Las plantas pueden absorber nitrógeno en forma de nitratos solubles en agua, o amonio. Y algunas tienen preferencia por una forma de nitrógeno por sobre la otra.


Cuando los nemátodos y los protozoos consumen hongos y bacteria, se libera amonio como residuo. Cuando hay suficientes bacterias que fijan nitrógeno en el suelo la mayoría de este amonio se va a nitrificar (proceso de transformación a nitrato). Esto ocurre generalmente en suelos predominantemente bacterianos ya que el pH del “lodo” que producen las bacterias suele ser de 7 o más, lo que genera un ambiente propicio para la nitrificación. En cambio, cuando hay mayor presencia de hongos, el pH es menor, ya que los hongos liberan ácidos orgánicos en su proceso de obtención de nutrientes. Si hay suficientes ácidos orgánicos, el pH es más ácido y el amonio no se va a nitrificar tanto. Entonces, suelos con hongos implican más amonio y suelos con bacterias implican más nitratos.


Ahora, ¿quién prefiere nitrógeno en forma de amonio y quién prefiere nitrógeno en nitratos? Esto nos lleva a la regla número dos y tres.


REGLA Nro. 2: "La mayoría de los vegetales, cultivos anuales y pastos prefieren el nitrógeno en forma de nitrato y les va mejor en suelos dominados por bacterias."

REGLA Nro. 3: "La mayoría de los árboles, arbustos y plantas perennes prefieren nitrógeno en forma de amonio y les va mejor en suelos dominados por hongos."

Estas dos reglas simples permiten saber cómo potenciar la vida en el suelo, y saber que hay detrás de ella lo hace más entretenido. Y tiene que ver con el concepto de sucesión ecológica.


Las comunidades en periodos de sucesión temprana son dominadas por bacterias. A medida que se va acumulando más y más materia orgánica residual que se va acumulando de los organismos del suelo y de las plantas, se generan las condiciones para que puedan germinar esporas de hongos y tengan los nutrientes que necesitan. Entran muchos factores en juego, pero para mantenerlo relativamente simple, podemos decir que, al aumentar la variedad de organismos en el suelo y la variedad de plantas, aumenta la cantidad de hongos. Si nos basamos en la sucesión ecológica de un sistema natural, las plantas estacionales dan paso a plantas más permanentes y perennes. Crecen arbustos, luego árboles de madera blanda, luego maderas nobles y finalmente las coníferas que se encuentran en los bosques más antiguos. En esa sucesión, la biomasa de hongos está superando a la de bacterias, que no puede competir porque está limitada a digerir azucares y carbohidratos simples, mientras que los hongos pueden digerir los alimentos más complejos llenos de lignina.


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Parece ser que casi la misma cantidad de bacterias -100 millones a 100 mil millones- viven en una cucharada de suelo de jardín, pradera o bosque. La diferencia en un suelo dominado por hongos tiene que ver con el aumento en la biomasa de hongos.


Las plantas que crecen en el “lado de la playa”, va a preferir un suelo dominado por bacterias mientras que los del extremo de la cordillera podrían preferir un suelo dominado por hongos. Llas plantas de pradera vendrían siendo las especies de transición entre ambos ecosistemas, debido a que les gusta el balance entre ambos, bacterias y hongos. Las plantas de pradera vendrían siendo el pasto del jardín, si lo traemos a casa.


Otra forma de averiguar qué tipo de nitrógeno prefiere una planta dada es considerar cuánto tiempo vive. Si solo va a estar en el suelo durante una temporada, como las verduras y las plantas anuales, entonces sabes que la forma preferida de nitrógeno es el nitrato. Cualquier cosa en el suelo durante un año o más generalmente preferirá mayores cantidades de amonio. Recuerda, el número de bacterias se mantiene más o menos igual en todos los entornos de crecimiento: es el aumento en la biomasa fúngica lo que modifica la proporción. Los hongos son organismos frágiles y tardan tiempo en crecer. Si son hongos micorrícicos, como muchos de los hongos de suelo, entonces necesitan una raíz viva con la cual asociarse. Cuanto más tiempo esté viva esa raíz, más tiempo estarán los hongos micorrícicos (esto no quiere decir que los cultivos anuales no tengan asociaciones micorrícicas, solamente que su biomasa será menor). Finalmente, la hojarasca de las plantas que viven una temporada o más, generalmente no contienen lignina y celulosa, que son buenas fuentes de alimento fúngico. Está llena casi exclusivamente de alimento para bacterias, por tanto, las bacterias dominan.


Entonces, ¿cómo podemos potenciar suelos bacterianos o fúngicos?


Eso es material para otra entrada de blog, pero como adelanto les podemos decir: Los azúcares ayudan a que las bacterias se multipliquen y crezcan; las algas, los ácidos húmicos y fúlvicos, o el polvo de roca fosfórica ayudan a que los hongos crezcan.

 

Basado en los textos de Jeff Lowenfels & Wayne Lewis, 2010, "Teaming Up With Microbes",


ANTONIO MENCHACA - Colaborador

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